jueves, 2 de septiembre de 2010

COMPARTIMOS MAS " LA REVOLUCION DE LA CONCIENCIA" VOL. I de ISHA por Editorial Kier

Hablas de la naturaleza ilusoria del sufrimiento, ¡pero es doloroso! ¡Duele!

En realidad, no duele. El dolor viene desde la matrix de la mente. Y la mente, o el ego, nos convence de que, para que podamos ser felices - para que podamos ser completos – necesitamos que las cosas sean de una determinada manera. Y cuando no son de esa determinada manera, comenzamos a sufrir.

Pero el sufrimiento es creado por la mente. Una vez que podemos ver a través de la matrix de la mente, ver cómo nos lleva hacia el futuro y nos hace arrepentirnos del pasado y proyecta todo el miedo en los otros, una vez que podemos ver a través de eso, experimentamos libertad absoluta. Entonces encontramos la necesidad, y el anhelo, y la realización del amor, dentro de nosotros mismos. Nos damos eso a nosotros mismos.

Así es que no, el sufrimiento es una ilusión. Y es creado por la mente.


¿Qué es la matrix de la mente?



La mente, o el intelecto, nos sostiene en dualidad. Nos mantiene fuera de la experiencia del amor.

La matrix de la mente siempre está enfocada en lo bueno, lo malo, lo correcto, lo equivocado. Está continuamente comparando, continuamente juzgando. Y continuamente está tratando de intelectualizar y de entenderlo todo.

La mente está creada para mantenernos en dualidad, para que así podamos tener esta experiencia de limitación - esta experiencia de separación, esta experiencia de emoción, esta experiencia de todo lo que es humano - y perdamos de vista nuestra grandeza.

Pero a medida que la conciencia comienza a expandirse, comienza a ver a través de los trucos de la ilusión. Ve a través de la matrix de la mente - los dramas, los enganches, las necesidades, la separación - y nos trae de vuelta a la seguridad. Nos trae de vuelta a casa, a nuestros propios corazones.

Por ejemplo, el otro día alguien me preguntó por qué aún necesito una traductora después de cuatro años de estar enseñando en América del Sur. La persona estaba expresando un juicio, que había algo que estaba mal, porque él creía que había algo malo o equivocado con eso. ¡Hablaba igual que mi mamá! Ella piensa que yo ya debería estar enseñando en español y en portugués Y racionalmente, sí, es un juicio justificado, porque nos han enseñado todas estas cosas, y en algún nivel parece que algo estuviera mal. Pero cuando soltamos los juicios, comenzamos a experimentar la perfección.

Comenzamos a experimentar que todos somos perfectos y que nadie necesita cambiar.

Comenzamos a experimentar que somos todos expresiones únicas del Uno en perfección absoluta, y que es sólo porque tenemos todos estos juicios – en primer lugar con nosotros mismos - que también los tenemos con todos los demás.

Así es que a medida que liberamos estos juicios con respecto a nosotros mismos, comenzamos a percibirnos en nuestra perfección, y luego comenzamos a percibir a todos los demás en su propia perfección y belleza.



¿Cuál es la diferencia entre mi ego y mi ser espiritual? Tengo entendido que Freud decía que el ego era el ser físico, emocional y mental. ¿El ego, es lo que los sicólogos llaman el “yo”?


Imagínate por un momento que eres una manzana con una preciosa cáscara brillante. Pules la cáscara cada día, y parece hermosa a la vista de todo el mundo.

Esa manzana es como nuestras personalidades. Nuestras personalidades están llenas de máscaras. Llenas de conceptos ideales de cómo tendríamos que comportarnos y qué tendríamos que hacer. Estos conceptos ideales nos dicen que deberíamos ser gente buena, que no deberíamos enojarnos, que deberíamos ser exitosos, que deberíamos ser padres amorosos. Nos proveen con un billón de presunciones acerca de cómo tendríamos que ser.

Y caminamos durante toda nuestra vida pretendiendo ser eso. Continuamos puliendo el afuera, pero el centro y la esencia de quienes somos tiene un gusano muy grande arrastrándose por dentro. Y este gusano ha sido creado por rabia, depresión, auto abandono, pérdida del espíritu y pérdida de la verdad de quienes somos.

Para que la parte exterior de la manzana sea realmente brillante - sea realmente perfecta, sea realmente luminosa - tenemos que ir adentro y remover lo que no es real. Ese gusano grande y feo ha estado nadando alrededor de nuestra conciencia, bloqueando la luz de amor incondicional en nuestras raíces o en nuestro centro.

Así es que este Sistema va hacia adentro y comienza a desintegrar a este gusano. Lo empieza a sacar pedazo a pedazo. Y a medida que los pedazos van saliendo, comenzamos a ver las mentiras. Comenzamos a ver las máscaras, comenzamos a ver la falta de verdad. Comenzamos a escuchar las voces que nos mantienen en limitación.

En realidad, comenzamos a ser concientes de nosotros mismos. Y al mismo tiempo, nos hacemos concientes de lo que no somos.

La esencia o el centro de lo que somos es la unidad, que es ilimitada, el amor que nunca cambia. Y lo que no somos también se vuelve muy claro.

Entonces, nos permitimos ser eso y ver a través de ello. Nos permitimos ser esos pedazos del gusano que están atrapados dentro de esta hermosa manzana y los expulsamos. Expulsamos cada pedazo que no sirve.

Y luego el centro, o el amor, que se había hecho diminuto, nuevamente comienza a brillar. Y el interior de la manzana se limpia y todo se completa. Entonces la superficie adquiere una nueva brillantez más luminosa - que es la verdad, que es lo natural - porque ha abrazado cada aspecto de si misma. Ha abrazado cada una de las partes que no quería ver.

Es la unidad de la unión.

Siempre digo que para poder ser divino, uno tiene que estar dispuesto a ser un cien por ciento humano. Tenemos que estar dispuestos a abrazar cada aspecto que juzgamos de nosotros mismos.

Necesitamos abrazar la codicia, necesitamos abrazar el miedo.

Necesitamos abrazar los celos.

Necesitamos abrazar la ira.

Necesitamos abrazar el egoísmo.

Necesitamos abrazar cada una de las partes que hemos estado escondiendo bajo la falsa brillantez de la cáscara de la manzana, para poder llegar a ser absolutamente completos.

Una persona iluminada no es una “buena persona”.

Una persona iluminada no es una persona que “da y da para recibir aprobación”.

Una persona iluminada no es una persona que abandona su grandeza para poder “encajar”.

Una persona iluminada no es una persona arrogante, o “dueña de si misma”, o que enmascara de alguna otra manera una multitud de cosas que percibimos como pecados.

Una persona iluminada es solo un niño inocente que vive en cada momento un cien por ciento, dándole amor a su Ser y a todos los demás, sabiendo que también son el Ser.

Este es el yo de la unión, este el yo de la Unidad, este es el yo de la iluminación.

El yo de la personalidad, o el ego, es apenas ese gusano gordo que ha estado merodeando por ahí, comiéndose el interior de la manzana e impidiendo que la luz emane desde el centro.

Es muy importante que también amemos a ese gusano, porque el también es la Unidad.