miércoles, 25 de mayo de 2011

COMPARTIR AL CORAZON- SOBRE EL PROCESO DE AUTOTRANSFORMACION DE SEIS MESES EN LA I URUGUAY

Hola, Annie

Hace un tiempo escribí este texto para contar sobre mi experiencia dirigiendo el entrenamiento de maestros y el programa de 6 meses de sanación, y hace unos días lo encontré hurgando entre mis documento, lo volví a leer y sentí la misma emoción que siempre me provoca esta labor. Me parece que sería lindo que lo publicaras por el blog, como una invitación a todos nuestros estudiantes para que participen en el programa de 6 meses. También quiero compartir este texto con todos los maestros, porque sólo se lo envié a algunos de ellos, ya que era una carta dirigida a los estudiantes.

Llegaron los niños...

“Llegaron los niños, llegaron los niños...”, pensaba y susurraba con los ojos llenos de lágrimas, como ahora al escribirlo, mientras corría hacia la entrada del Centro Isha en Santa Marta. En ese momento llegaba Claudia y días después vinieron Romi, Rodrigo, Cintia, Hernán y Jacky. Ellos fueron mis primeros niños, porque fue la primera vez que Isha me confió el cuidado de los maestros en entrenamiento junto a Germania-Satya que ya tenía experiencia dirigiéndolos desde hacia varios años.

Los niños llegaban con el corazón estrujado, sin saber quienes eran, con los miedos de la niñez a flor de piel. Venían con el deseo de ser libres, de amarse incondicionalmente, de convertirse en la excelencia que veían en Isha y los maestros; pero sin saber realmente de qué se trataba todo eso que tanto anhelaban. Los niños apenas traían una certeza: la esperanza de que el sistema, el entrenamiento de maestros y el proceso de sanación los convirtiera en hombres y mujeres nuevos.

Así fue como empecé a crear a nuestros niños.

Luego la familia creció y evolucionó. Dimos un salto cuántico de conciencia. Nos vinimos a las costas de Uruguay. Y acá empezó a venir otra generación de niños: los “seismesinos”. Estos están llenando La I con su gran deseo y pasión por nacer a una nueva vida.

Ahora mismo tenemos un grupo de veintinueve niños haciendo el programa de sanación de seis meses y el entrenamiento de maestros. Ellos me inspiran tanta ternura y devoción, porque los veo al principio dudando de su capacidad para transformarse, con temor a confiar y rendirse, con hábitos de desvalorización e inseguridad muy arraigados.

Pero luego empiezan a hablar su verdad pasando por encima de la vergüenza y la timidez. Comienzan a dar y prestar servicio con una dedicación y un orgullo enormes por sentirse útiles, responsables y comprometidos consigo mismos, por primera vez en su vida. Se exponen, son vulnerables y aprenden a reírse de sí mismos. Se atreven a confesar sus secretos y se dan cuenta de que todos creemos que tenemos algo muy malo que ocultar, pero si todos lo tenemos, entonces no es secreto, es simplemente un juicio más que hay que soltar.

Van creciendo, van sanando el cuerpo, las emociones, el alma, la vida. Sanan todo... Hasta que un día mirándose al espejo se dan cuenta de que el amor los está creando en su perfección. Cuando pueden reconocer y percibir ese momento, yo lloro de regocijo, lloro deslumbrada porque nuestros niños volvieron a nacer, a crecer y están listos para volar...

Me conmueve enormemente la capacidad de transformarse que tiene un ser humano cuando va dentro de sí y escucha su corazón. Y agradezco a Isha el haberme concedido el honor de criar a nuestros niños. Agradezco a Isabela, Esperanza, Rodrigo, Romi, Hernán, Eduardo, Sebastián, Sergio, María Laura, Daisy y Lee, por estar compartiendo conmigo esta importantísima labor. Agradezco a Satya, la venerable abuela iluminada, por estar ahora haciendo este mismo trabajo en nuestro Centro La “I” de Méjico.

Y por todo esto quiero invitarte a que te permitas responder al llamado de tu corazón y dirijas tus pasos de vuelta a casa, a esta casa que te está esperando para acunarte con la verdad y el amor sin condición que mereces vivenciar para siempre.


Con amor,

Enid- Sadasakti